Se llamaba Danielle. Y él Gustavo.
Aún recuerdo su historia.
Era uno de esos días en que no sabía muy bien qué pensar ni qué hacer. Y comencé a mirar a mi alrededor. Hasta que me detuve a mis pies y encontré una cajita.
¿Cuándo había aparecido ahí?
Tomé la cajita más por curiosidad que nada, la abrí y vi adentro un montón de papeles amarillentos. Sentí como la emoción me subía por la garganta. Cerré de un golpe la cajita y corrí a mi casa, a mi habitación y abrí la caja:
¡Hola!, ¿qué tal estás?. Hace mucho tiempo que no sabía de ti, amigo mío. Cuando regresé de mis vacaciones el verano pasado me enteré que te habías cambiado de casa; fue realmente desilusionante. De verdad que pensé que éramos los mejores amigos. ¿Por qué no pudiste avisarme?. Esperé con ansias saber de ti este año, hasta que hallé tu ubicación.
Espero que me contestes esta carta, me encantaría seguir comunicándome contigo.
Un beso, tu amiga.
¡Disculpas aceptadas!. No creí que las cosas de nuestra separación pudiese ser tan drástica. Al menos ya sabemos del otro. ¿Sabes? Me encantaría que nos juntáramos en algún lado, algún día. Sé de una heladería que queda entre medio de nuestras casas. ¿Podríamos juntarnos dentro de la próxima semana?
Te adjunto mi número telefónico para que nos pongamos de acuerdo, ¿está bien?.
Hasta pronto. Tu amiga.
Sé que nos vimos hace un par de días, pero ya me conoces, y sabes que me es indispensable contarte absolutamente todo (aunque nos hemos juntado harto). Sobre todo porque me encanta hablar contigo. Aún me río de esa tontería que nos pasó en la heladería hace mucho tiempo. Bueno, pasemos a lo que te quería contar. ¿Recuerdas a ese niño que te conté el otro día, en la heladería? Ese que me gusta desde el año pasado en mi nuevo colegio. ¡Me invitó a salir! ¡Estoy muy emocionada!. Después de nuestra cita te contaré con lujos y detalles.
¡Te quiero muchísimo, amigo del alma!
¡Nos vemos pronto!.
¡Oh, estoy tan enamorada!. Nunca contestaste esa otra carta que te mandé y no me he hecho el tiempo para llamarte, lo siento. Es que ese niño me tiene en las nubes. Tú sabes que me gustaba muchísimo. Y mira ahora: ¡Soy su novia!. La cosa es que ahora quiero saber de ti. Yo estoy muy feliz, pero no tanto si no sé de ti. Sabes que tú eres unos de los que más quiero y porque ahora que estoy de novia, no te voy a poner menos atención.
Por favor, contesta esta carta.
Te quiero.
¡No entiendo tu enojo!, ¡enserio!. No puedo creer que me hayas hecho una escena tan vergonzosa, ¡y frente a Matt!. Siempre has sabido que es mi novio. ¡Te he contado todo con lujos y detalles!. Te quiero muchísimo, pero esto es el colmo. No sé por qué te molesta que yo sea feliz. Sinceramente, siendo tu amiga jamás me he comportado así. No tienes novia, pero no hago shows por nada. Te estás pasando de posesivo y eso me molesta.
Contesta esta carta. No quiero enojarme contigo.
Adiós.
Tanto tiempo juntos y aún no logro comprender tu comportamiento. Siempre estás ahí cuando lo necesito, incluso más de lo que quisiera que estuviesen otros. Ahora cuando más lo necesito estás junto a mí. Perdonado todo lo que has hecho que me haya molestado, creo que lo haces porque de verdad eres mi amigo.
Muchas gracias por acompañarme en este momento. Tú sabías lo que significaba para mí.
Un gran abrazo y un beso, Danielle.
No sé cuántas cosas has hecho por mi, y me apena seguir necesitando de ti. ¡Pero es que ahora no tengo a nadie!. He terminado con él, ya sabes a quien me refiero. No podía soportar más esta situación, más que quererlo era un capricho que tenía hace tiempo, y simplemente ni si quiera me simpatiza. Aún me pregunto como es que terminé saliendo con él. Lo importante es que ahora quiero dedicar mi tiempo más a ti y otras prioridades que no lo son tanto.
Nos vemos.
¡Cuánto tiempo desperdicié saliendo con ese otro!. De verdad creo que perdí demasiados momentos felices a tu lado. Claro, siento tú mi mejor amigo, cómo no. Siempre me llevé mejor contigo que con nadie. Has estado ahí siempre que lo necesite y ahora hemos vuelto a esas salidas que tanto me gustaban. La verdad es que las extrañaba.
Gracias por todos esos momentos tan lindos.
¡Feliz cumpleaños!. Sin duda, es la fecha más importante del año, ¿no crees?. Este año ha sido muchísimo más genial que los otros. No sé. Siendo ambos libres disfrutamos mucho más las cosas, sobre todo si estamos juntos. Aún no me termino de creer que hayas salido con esa... ésa. Pero no te quería decir eso. Sino que pasa muy bien este día y mis mejores deseos para este nuevo año de tu vida.
Ahora mismo voy saliendo a tu casa a entregarte mi regalo.
¡Te quiero un montón!
Has estado un poco más raro de lo normal desde tu cumpleaños. Te he notado diferente. ¿Qué te pasa? La verdad es que necesito saberlo. ¡No puedo quedarme tranquila con la incertidumbre de que la estés pasando mal!. Eres alguien demasiado querido para mí como para dejarte así como así. Ya sabes que me cambiaré de casa, y mucho más lejos. Pero no cortaremos contacto. Te lo prometo.
Danielle.
Hemos pasado tanto tiempo juntos que no me había tomado la molestia de escribirte. Extrañaba esta parte de nuestra amistad. Creo que ahora soy muchísimo más feliz que antes. Jamás prentendí sentir esto por mi mejor amigo. Pero ya no eres más mi mejor amigo. Eres más. Sabes que siempre contarás conmigo. Que aunque ahora vivamos más lejos nuestro amor es más fuerte. ¿A que sí?
Te amo. Te amo muchísimo, no lo olvides.
Gustavo mío de mi corazón:
Me causa gracia que mi carta anterior te sonara a despedida eterna. Si lo nuestro es para siempre. ¡Para siempre!. Yo sé que ahora estás sufriendo mucho, pero mantengo mi promesa de que siempre estaré junto a ti. Estoy bien. ¡Estoy bien! ¿Acaso no es suficiente?. ¡Te dije que estaríamos juntos para siempre!. ¡Nunca rompí esa promesa!. ¡Estoy a tu lado!. ¡No tienes por qué hacer eso!
¡GUSTAVO!
Te amo. Con todo mi corazón. Te amo.
No lo olvides. Yo tampoco lo haré.
Adiós, amor.
No sé por qué estaba llorando cuando terminé de leer todas esas cartas. Eran realmente impactantes. Al final de la caja había una foto, una nota, una cadena y un anillo.
La foto mostraba a una pareja muy sonriente. Ambos vestían de un inmaculado blanco y sus manos estaban unidas por una cadena y en sus manos llevaban una rosa muy, muy roja. En la mano de ella había un anillo idéntico al que estaba botado al fondo de la cajita.
Leí la nota y empalidecí. Lloré, lloré. Y no quise hablar con nadie hasta un tiempo después de lo sucedido. Nadie entendía nada, hasta que lo olvidé con el tiempo. Y me enamoré. Lo perdí y sufrí. Entonces recordé lo que decía la nota. Y entendí.
Tú, que lees los secretos de un largo y eterno amor. Sabes que no todo es para siempre. Si ahora has leído todas estas cartas y entiendes el final sabrás que es lo que pasará. Danielle falleció por una enfermedad y Gustavo, muy enamorado de su esposa la siguió hasta lo que llamamos cielo. Ambos son felices. Pero si tú entendiste otra cosa... Lamentable... Porque en esta caja... lo único que vez... es tu realidad.
Ahora está permitido ser feliz.
